Conflictos familiares en tiempos de coronavirus

La situación que hoy vivimos debido al confinamiento, nos da la oportunidad de convivir durante más tiempo con los miembros de nuestra familia en el hogar. Este escenario puede generar dificultades porque cambiamos las rutinas con las que estábamos acostumbrados a relacionarnos. Por eso, a medida que pasa el tiempo, se nos presenta una variedad de retos
para crear un ambiente favorable que nos permita sobrellevar esta situación, a partir de los lazos afectivos y el cuidado familiar.

Este momento también es una ocasión especial para replantear la relación entre el hogar y la escuela, para que las familias, directivos y docentes valoren el aporte que cada uno realiza en la formación y los aprendizajes de los niños, niñas y jóvenes.

El diálogo como elemento esencial en el hogar. Hoy todos los miembros de las familias tienen actividades por realizar al mismo tiempo. Lo que antes se hacía en distintos lugares y horarios, hoy sucede en el mismo espacio y con la compañía de otros. Es así que todos deben convivir a la vez que se ocupan de sus deberes escolares, labores del hogar, cuidado de niños y ancianos y trabajo virtual; en este encuentro, el diálogo ocupa un lugar fundamental para mediar las interacciones y los vínculos que se generan en el día a día.

Hay una premisa que ayuda a entender la importancia de las palabras: “lo que no logramos resolver a través del diálogo, se orienta hacia la violencia física o simbólica”. En estos días de cambios en la vida cotidiana, tensión por el cuidado minucioso de la salud, incertidumbre por la sostenibilidad económica, es posible que se precipiten malentendidos y desacuerdos; el diálogo se convierte en el elemento esencial para crear un ambiente de confianza y afecto, un camino para lograr el cuidado mutuo y la búsqueda conjunta de alternativas.

Por esto, es importante que las familias puedan definir momentos específicos para conversar sobre lo que están sintiendo, si es posible con horarios concretos dentro de la semana. En estos espacios debemos garantizar que todos y todas, podamos expresar nuestras emociones, desahogarlas con libertad y sentirnos apoyados; que nuestros sentimientos sean escuchados y abrigados de manera amorosa y sin juicios. El diálogo es también una oportunidad para mirarnos a los ojos y reconocer aquellas cosas que nos gustan de nosotros mismos y de la familia.




Comentarios